De mujeres
Este mes se celebra el día internacional de la Mujer, para mí y para muchas una fecha importante, sobre todo en este año.
Mi infancia transcurrió en una casa de mujeres, mi abuela, mi madre, mi hermana y yo fuimos un núcleo tan poderoso como convulso. Y es que cuando las mujeres se reúnen el mundo tiembla…
No tengo capacidad para definir qué es una mujer, sería imposible poner en palabras el complejo y maravilloso mundo que somos. Lo que sí puedo decir es que para mí las mujeres somos fuego, agua, luz, ventura, fuerza, entrega, poder, amor en su expresión más pura y sobretodo VIDA.
No puedo imaginar un mundo en el que cosas que considero tan normales como votar, conducir un automóvil o tener una cuenta bancaria, sean algo a lo que no todas las mujeres del mundo tengamos acceso, aún hay mucho por trabajar. El camino ha sido duro pero estamos logrando poco a poco, recuperar lo que siempre debió ser nuestro: la libertad.
Aquí en Al Ándalus encontré amigas, hermanas, compañeras. Nos apoyamos y nos impulsamos para alcanzar sueños y vencer al miedo. Por eso cuando veo al inicio de año caras nuevas en la Academia pienso en todas las historias que traen consigo esas mujeres. Muchas por primera vez se calzarán los zapatos de tacón para aprender a bailar un ritmo lejano que poco a poco conquistarán en cuerpo y alma, y que, si se dan permiso, las llevará a explorar mundos desconocidos o poco visitados: otras versiones de ellas mismas que se ponen al servicio del arte.
Hace 15 años cuando Rocío me invitó a formar parte como profesora de interpretación y expresión, no podía ni imaginar lo que estas clases significarían: La exploración de distintas formas de afrontar temas, el empoderamiento con relación a la presencia escénica (porque trabajan desde su propia corporeidad), encontrando muchas veces más posibilidades de las que creían tener. Se trabaja la expresión, la conciencia corporal, pero sobre todo trabajo para retarlas a ser intérpretes, a mostrarse sin ningún temor, porque son dueñas de su baile.
Este Marzo me deseo y nos deseo, seguir abriendo puertas, conquistando miedos, abrazándonos las unas a las otras e impulsándonos a ser la mejor versión que podamos de nosotras mismas. A las más pequeñas, les reitero el compromiso de luchar desde donde podamos porque cada vez sea más fácil para ellas acceder a la educación, al respeto y a poder decidir por sí mismas (sin sentirse mal), lo que necesiten decidir para estar bien. Sororidad. ¡Me encanta esta palabra!
Sylvia Sossa Robles
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