Abrazar la fuerza y la resistencia
La fuerza, es la capacidad física básica para realizar un trabajo o un movimiento. Levantarse con fuerza, se resume entonces en utilizar esa capacidad sobre nosotros mismos.
En esta cuarentena a muchos nos ha tocado agarrar toda la fuerza que nos queda para levantarnos, y aunque en ocasiones parece que se nos acaba, por suerte también existe la resistencia.
La resistencia es otra capacidad física básica. Me atrevería a decir que emocional y mentalmente es la que nos permite llevar a cabo una actividad o esfuerzo durante el mayor tiempo posible. Cuando «se nos acaba» la fuerza, aún contamos con la resistencia.
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Desde mi punto de vista, resistir no es solamente aguantar en el sentido usual de esperar a que algo pase o suceda. Más bien, resistir es continuar, es inhalar lo más profundo que se pueda para tomar el impulso necesario que nos permita seguir en movimiento.
Ya sé que es utópico y difícil, podría incluso resultar muy optimista, pero es un ejercicio que nos permite mantenernos enfocados, mentalmente lo más estable posibles y no nos impide desechar la esperanza de un tiempo mejor.
Este tiempo confuso, triste, gris e impredecible que nos tocó vivir, nos ofrece la increíble oportunidad de usar estas capacidades físicas a nuestro favor y descubrir el ser humano vulnerable pero valiente que hay dentro de nosotros. Ese que se catapulta para perseguir los sueños, el que resiste haciendo las cosas que ama y le apasionan, aquel que aprovecha la fuerza que le queda en la búsqueda de nuevas posibilidades para recargarse.
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A mí me ha costado mucho esta cuarentena que parece como en pausa, pero recito como un mantra en mi cabeza la frase de «quien persevera alcanza» y me calzo los zapatos de flamenco para continuar zapateando, haciendo floreos en el aire, imaginando coregrafías y meditando mientras sueño que bailo y mientras bailo soñando. Así también, abrazo con el empeño que le pongo a mi trabajo, la fuerza y la resistencia de quienes se han mantenido firmes y continúan con sus zapatos calzados. Se vale descansar, pero no se vale rendirse.
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