FLAMENCO A LA CARTA
El mes de Octubre marca el inicio de la cuenta regresiva para la muestra de fin de año que en este 2012 está llena de colores y de sabores. Después de leer el comentario tan atinado que Don Pedro Grases escribió sobre el frasquito de “Esencia flamenca” que decidimos abrir sobre el hermoso escenario del Teatro Nacional el pasado martes 2 de octubre, no queda más que trabajar muchísimo para que el menú flamenco que estamos preparando sea de completo agrado tanto para el equipo Al Andalus, los músicos y las bailaoras, como para quienes forman ya parte de nuestra familia desde la butaca y quienes se atreven por vez primera a entrar en nuestra casa.
Pues sí, tal como lo señala Don Pedro, hay mucho trabajo detrás de la puesta en escena. Muchas ganas pero también mucho cansancio, cosas que se dejan de hacer o se hacen a medias, porque tener la mesa bien servida el sábado 15 de diciembre, resulta para muchos de nosotros más interesante e imprescindible que otras tareas cotidianas que no llenan tanto el corazón.
Valga resaltar antes de empezar a contar sobre “Flamenco a la Carta” (nombre de ese próximo espectáculo), el trabajo de todos en “Esencia flamenca”, los ensayos con Felipe y su guitarra a pesar del cansancio notorio, la ayuda de David con el cajón para trabajar la escobilla… La última semana fue una semana difícil para la mayoría, quienes por distintas situaciones personales tuvimos que hacer acopio de energía para no perder ese momento mágico que siempre significa el estar en el escenario y mucho más tratándose de ese espacio tan particular del Teatro Nacional. Pero creo que la recompensa valió la pena: las entradas agotadas, los aplausos que indicaban la satisfacción de los comensales que decidieron almorzar flamenco ese martes 2 de Octubre y los comentarios positivos y cariñosos, nos selañan que vamos por buen camino.
Luego de este almuerzo al estilo Al Andalus se me ocurre la idea de explorar sobre recetas en un grupo de mujeres: mis bailaoras. Para contarle a Don Pedro un poco más sobre mi misma, soy nutricionista y no sólo me interesa de manera particular la cocina si no me gusta investigar sobre diferentes temas relacionados a mi profesión, sencillamente porque me resulta retador y verdaderamente lo disfruto.
Después de leer mucho mucho, en especial Como Agua para Chocolate de Laura Esquivel (uno de mis libros favoritos), de ver algunas películas relacionadas a la temática y de conversar la idea entre mis más cercanos, decido pedir a las chicas que me cuenten una receta, una que en particular sea significativa y que me relaten esa historia que se entreteje alrededor de las arepas con miel, el arroz con palmito o el postre de guanábana.
Mi sorpresa fue grande cuando empecé a recibir las historias. Nunca imaginé que tendría frente a mi ese libro de cocina escrito desde el corazón, donde sin importar si les gustaba cocinar o no, me mostraban un poco más de cada una, me daban lecciones de vida, me hacían sonreír con los recuerdos o me estremecían hasta las lágrimas con sus palabras. Entonces la idea empezó a tomar forma.
Al principio no concebía un espectáculo de flamenco con un Gallopinto por tarantos, pero luego de estudiar los relatos no era posible cambiar el nombre a las recetas. Eran especiales, tenían un significado profundo y haberles puesto nombre de recetas andaluzas le quitaría todo sentido al trabajo que cada una se tomó para escribir su historia. Así pues este espectáculo también es un poco sobre la forma particular en que nosotros en este pedacito de tierra vivimos el flamenco.
Cuando empecé este proceso traje de nuevo hacia mí el recuerdo vívido de mi abuela que fue quién me inició en el arte de la cocina. Con ella escribí mis primeras fichas de recetas y conocí sus secretos culinarios. Así que de alguna forma en este tiempo he estado de nuevo con ella sobre mi hombro indicándome muy seriamente la mejor manera de preservar la esencia de las recetas guardando al mismo tiempo el secreto de su autor, para que no pierdan esa intimidad que las hace tan hermosas para compartir.
Curiosamente, la receta que les comparto en este libro de cocina de Al Andalus es sobre mi abuelo, quien hace pocos días nos dejó: Carne al horno por bamberas. Seleccioné las bamberas por el sentido nostálgico de este palo flamenco y por la evocación que hace a los columpios que para mí no son los columpios de madera que colgaban románticos de un árbol frondoso y que las letras tradicionales anotan como los juegos amorosos inocentes de los enamorados, sino más bien, el recuerdo de una niñez con un abuelo estupendo que se tomó el tiempo de llevarme a los columpios del parque y de mecerme en las tardes de verano.
“Un día de esos en que mi abuela y mi madre no existían para nadie más que para Mercedes, mi abuelo se dio cuenta que no había comida preparada para el almuerzo. Así que tomamos el único libro de recetas que recuerdo en la cocina de mi madre (del cual me apropié desde hace ya bastantes años) y buscamos la receta”
Es así como junto al equipo Al Andalus estamos cocinando esta puesta en escena de la que les cuento un poquito solamente, para que conozcan lo que hacemos y se queden con las ganas de cenar con nosotros un “Flamenco a la Carta” muy pero muy especial. De más está decir que Don Pedro está cordialmente invitado a esta compartir esta cena.
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